Historia de la ciudad
Todo país y pueblo tiene su historia, unos recuerdos en el tiempo que son las señas de identidad del presente.
Chilluévar parece tener su origen en una población dispersa en torno a los Almansas, tradicionalmente ocupada desde la antigüedad por los romanos. Conocida por los árabes, desde antiguo, como Al-Corai o Alcorache (El-Balcón) hace alusión a su nombre debido a las maravillosas vistas de las que goza.
Dos circunstancias contribuyeron al florecimiento de esta aldea, por un lado las obras promovidas por el Cardenal de Toledo, Don Rodrigo Ximénez de Rada, en su afán de propagar la nueva fe cristiana en las tierras conquistada a los musulmanes y por otro, el trasiego de ganaderos por este lugar, al quedar Chilluévar como paso obligado de la Mesta en el camino que unía Andalucía y Levante.
En “Chilluévar la Vieja”, como hoy se conoce al primitivo emplazamiento, se construyó una ermita, una hostería, un cementerio y una alberca. Ganaderos, peregrinos y comerciantes visitaban la ermita, encontraban descanso en hospedería y pensiones, y hacían abrevar al ganado. La desaparación de la Mesta y la Trashumancia supusieron la progresiva decadencia y marginación de este primitivo núcleo, pero no así el de la localidad que a finales del XVIII consagraba una nueva iglesia parroquial en el lugar denominado “Chilluévar Nuevo”, a un cuarto de legua de la ermita antigua. En 1787 la aldea recibió el título de “Villa” a instancias del Cardenal Lorenzana, un título que aunque no significaba ningún tipo de independencia, avalaba su reconocimiento como núcleo de población.
Desde su montana balconada, protegida a la espalda por la Sierra de Las Villas, se pueden contemplar; la Sierra de Mágina, Sierra Nevada, la Sierra de Cazorla, así como gran parte de la campiña, lo que define su posición estratégica como parte del “Adelantamiento de Cazorla”. Chilluévar perteneció al municipio de La Iruela hasta el día 14 de diciembre del año 1926 cuando se independizó. En honor a su patrona, la Virgen de la Paz, y con un marcado carácter; sus gentes hacen de Chilluévar un hogar para aquellos iajero que quieran pasar unos días recordando el modo de vida que desde antaño marca el carácter serrano; definiendo a sus gentes.